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Tomate cereja


Solanum lycopersicum var. cerasiforme es una variedad de tomate conocida comúnmente como tomate cereja o tomate cereza. Es una planta que pertenece a la familia Solanaceae y es originaria de América Central y del Sur. Esta variedad de tomate se caracteriza por tener frutos pequeños, redondos y de forma similar a una cereza, de ahí su nombre común.

Características botánicas:

  • Planta: Es una planta herbácea anual que puede alcanzar una altura de hasta 2 metros. Tiene un tallo ramificado y pubescente.
  • Hojas: Las hojas son de color verde intenso, alternas y compuestas por folíolos ovalados con bordes dentados.
  • Flores: Las flores son pequeñas, amarillas y se agrupan en racimos. Son autofértiles, es decir, pueden autopolinizarse sin necesidad de polinizadores externos.
  • Frutos: Los frutos son pequeños, redondos y generalmente de color rojo cuando maduran, aunque también existen variedades amarillas y anaranjadas. Tienen un sabor dulce y su carne es jugosa.

Existen numerosas especies de tomate en el género Solanum, pero la especie principal es Solanum lycopersicum. Dentro de esta especie, se han desarrollado numerosas variedades y cultivares, cada una con características específicas en cuanto a forma, tamaño, color y sabor de los frutos.

En cuanto a las propiedades alimenticias, el tomate cereza es una fuente de vitaminas (como la vitamina C, A y K), minerales y antioxidantes. Es bajo en calorías y rico en fibra. Se puede consumir fresco, añadir a ensaladas, salsas, guarniciones y también se utiliza en la preparación de conservas.

Los productos comerciales más conocidos a base de tomate cereza incluyen ensaladas preparadas, mezclas de tomates cherry de diferentes colores y tamaños, y conservas como tomates secados al sol o en aceite.

La forma de cultivo del tomate cereza es similar a la de otras variedades de tomate. Es una planta que prefiere climas cálidos y soleados. Se puede cultivar tanto en macetas como en suelo directamente. Requiere un suelo bien drenado y rico en nutrientes.

En cuanto a las necesidades de nutrientes, el tomate cereza necesita un equilibrio de macronutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio, así como micronutrientes como calcio, magnesio, hierro y zinc. Estos nutrientes se pueden proporcionar mediante fertilizantes orgánicos o mediante la mejora del suelo con compost u otros materiales orgánicos.

Para cultivar tomates cereza de manera óptima, se recomienda:

  1. Elegir una variedad adecuada para tu región y clima.
  2. Preparar el suelo antes de la siembra, asegurándote de que esté bien drenado y enriquecido con compost u otros materiales orgánicos.
  3. Sembrar las semillas o plantar plántulas en un lugar soleado, a una profundidad adecuada y con suficiente espacio entre las plantas.
  4. Proporcionar riego regular pero evitando el exceso de agua, ya que el tomate es susceptible a enfermedades fúngicas.
  5. Controlar las plagas y enfermedades mediante métodos naturales, como la rotación de cultivos, la intercalación de plantas repelentes de insectos y el uso de insectos benéficos.

Algunas plantas que se pueden asociar con el método de permacultura o agroforestería para evitar el uso de fertilizantes y pesticidas en el cultivo de tomates cereza son:

  1. Albahaca: La albahaca ayuda a repeler insectos y mejora el sabor de los tomates.
  2. Caléndula: La caléndula atrae insectos beneficiosos y puede actuar como repelente de plagas.
  3. Tagetes (clavelina): Las tagetes liberan compuestos que repelen nematodos y plagas de insectos.
  4. Borraja: La borraja atrae polinizadores y puede actuar como refugio para insectos benéficos.
  5. Cebollas: Las cebollas repelen algunas plagas y también pueden mejorar el sabor de los tomates.

Estas son solo algunas opciones, pero hay muchas otras plantas que se pueden utilizar en la permacultura o agrofloresta para promover la biodiversidad, controlar las plagas y mejorar la fertilidad del suelo de manera natural.