Acmella Oleracea


La Acmella oleracea, comúnmente conocida como Jambu, “Hierba de las Parálisis” o “Flor de la Obediencia”, es una planta herbácea perenne perteneciente a la familia Asteraceae. Es originaria de la región tropical de América del Sur, específicamente de Brasil, y se ha extendido a otras partes del mundo debido a su popularidad en la medicina tradicional y como planta ornamental.

Características botánicas de la Acmella oleracea:

  • Tamaño: La planta alcanza una altura promedio de 20-40 centímetros.
  • Hojas: Son de forma lanceolada, opuestas y de color verde intenso. Tienen un aroma fuerte y un sabor ligeramente picante.
  • Flores: Son pequeñas y de color amarillo intenso. Se agrupan en inflorescencias en forma de cabezuelas. Cada cabeza contiene flores tubulares rodeadas por flores liguladas, que se asemejan a pétalos.
  • Propiedades: Una de las características más notables de la Acmella oleracea es su contenido de espilantol, un compuesto que confiere un sabor picante y produce un efecto de hormigueo en la boca cuando se consume.

Existen alrededor de 20 especies dentro del género Acmella, siendo la Acmella oleracea la más conocida y ampliamente utilizada.

Propiedades alimenticias y productos comerciales:

La Acmella oleracea es apreciada tanto por sus propiedades culinarias como por sus beneficios para la salud. Sus flores se utilizan en varias culturas como condimento y aditivo en alimentos y bebidas. Debido a su sabor picante, se emplea en pequeñas cantidades para agregar un toque de sabor y emoción a platos como ensaladas, salsas, sopas y guisos. Además, se ha utilizado tradicionalmente en la medicina popular para aliviar el dolor de muelas y mejorar la salud bucal.

En el ámbito comercial, se pueden encontrar productos como extractos de Acmella oleracea en forma de aceites esenciales, tinturas y suplementos alimenticios. Estos productos se promocionan por sus supuestos efectos analgésicos, antiinflamatorios y estimulantes del sistema inmunológico.

Cultivo y necesidades de nutrientes:

La Acmella oleracea es una planta que puede cultivarse tanto en macetas como en suelos de jardín. Requiere una exposición a pleno sol para un crecimiento óptimo. Prefiere suelos bien drenados y fértiles, con un pH ligeramente ácido a neutro (entre 6,0 y 7,0). Se recomienda regar regularmente para mantener el sustrato húmedo pero no encharcado.

En cuanto a los nutrientes, la planta responde bien a un suministro equilibrado de nitrógeno, fósforo y potasio. Se puede aplicar un fertilizante orgánico de liberación lenta en el momento de la siembra o trasplante, y luego realizar aplicaciones adicionales según sea necesario, siguiendo las instrucciones del fabricante.

Forma ideal de cultivo:

La Acmella oleracea puede cultivarse a partir de semillas o mediante el trasplante de plántulas. Para la siembra, se recomienda germinar las semillas en un sustrato húmedo y bien drenado a una temperatura de alrededor de 20-25 grados Celsius. Una vez que las plántulas tienen un tamaño adecuado, se pueden trasplantar al lugar definitivo, dejando un espacio de alrededor de 15-20 centímetros entre cada planta.

Asociación de plantas en permacultura o agrofloresta:

La permacultura y la agrofloresta son enfoques que buscan diseñar sistemas agrícolas sostenibles y resilientes.

Aquí hay cinco plantas que se pueden asociar con estos métodos para reducir la necesidad de fertilizantes y pesticidas:

  1. Trébol: El trébol es una planta fijadora de nitrógeno, lo que significa que tiene la capacidad de capturar nitrógeno atmosférico y convertirlo en una forma utilizable para otras plantas circundantes. Esto ayuda a mejorar la fertilidad del suelo.
  2. Caléndula: Esta planta tiene propiedades repelentes de insectos y se puede utilizar como una barrera natural para proteger otras plantas de plagas. Además, sus flores son comestibles y se pueden utilizar con fines culinarios o medicinales.
  3. Borraja: La borraja atrae a polinizadores beneficiosos como las abejas y proporciona néctar y polen. Además, sus hojas y flores son comestibles y se pueden usar en ensaladas.
  4. Hierba de San Juan: También conocida como hipérico, esta planta tiene propiedades insecticidas y repelentes de plagas. Puede ayudar a controlar las infestaciones de insectos en un jardín sin recurrir a pesticidas químicos.
  5. Tagetes: Las plantas de tagetes, como la caléndula, tienen propiedades repelentes de insectos. Sus raíces también secretan sustancias químicas que ayudan a inhibir la proliferación de nematodos del suelo.

Estas son solo algunas opciones de plantas que pueden integrarse en un sistema de permacultura o agrofloresta para fomentar una interacción beneficiosa entre las especies y minimizar el uso de fertilizantes y pesticidas.