Cultivo asociativo
El cultivo asociativo, también conocido como cultivo intercalado o cultivo compañero, es una técnica agrícola en la que se cultivan diferentes especies de plantas en proximidad cercana o en el mismo terreno al mismo tiempo. A diferencia del cultivo monocultural, donde se siembra una sola especie en un área determinada, el cultivo asociativo involucra la combinación estratégica de varias especies vegetales.
En el cultivo asociativo, las plantas seleccionadas se benefician entre sí a través de interacciones positivas, como la complementariedad de nutrientes, la protección mutua contra plagas y enfermedades, el mejoramiento de la estructura del suelo y la utilización eficiente del espacio y los recursos disponibles.
Las razones para utilizar el cultivo asociativo pueden variar, pero en general, se busca aprovechar las sinergias naturales entre las plantas para promover un crecimiento saludable y reducir la dependencia de insumos externos, como fertilizantes químicos y agrotóxicos. Al combinar diferentes especies vegetales en el mismo cultivo, se busca crear un ecosistema agrícola equilibrado que imite los principios de la naturaleza, fomentando la biodiversidad y la resiliencia del sistema.
El cultivo asociativo ha sido practicado durante siglos en diferentes culturas agrícolas tradicionales y ha demostrado ser beneficioso en términos de mejora de la productividad, la calidad de los cultivos y la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las combinaciones de plantas específicas y los resultados pueden variar según las condiciones climáticas, el tipo de suelo y otras variables locales, por lo que se requiere cierto grado de conocimiento y adaptación a las condiciones específicas de cada región.